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Patricia Franco nace, vive y trabaja en Oporto. Es licenciada en Lengua y Literatura portuguesa y francesa y tiene experiencia en programación y producción cultural desde 1999.

Ha colaborado, entre otros, con el Museo de Arte contemporáneo Serralves Culturgest (Oporto), el Teatro Campo Alegre y el Centro de Artes Visuales (Coimbra). En 2007 comienza a desarrollar de forma autodidacta su proyecto de diseño de joyería contemporánea.

“En 2007 comencé a experimentar con alambre inspiradome en antiguas técnicas de tejido aparentemente anacrónico que tuve oportunidad de aprender con mi madre y mi abuela, como crochet, tejido de punto y bordados. Desde entonces, empecé a producir joyas y esculturas de punto usando sólo las manos y una aguja de tejer para crear objetos de serie única o limitada.”

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Estela Ruiz empezó a estudiar joyería artística en la Escuela Massana tras acabar Empresariales en el año 2000. Luego finalizó el Grado Superior en l’Escola d’Art del Treball Barcelona.

“A partir de ahí participo en el Terrassa Acció Creativa (TAC ‘08), expongo en Artesania de Catalunya y formo parte de los 5 creativos seleccionados para proceso de creación colectiva “QUELCOM ‘10”. Paralelamente doy a conocer mi obra a través de entrevistas y conferencias en Barcelona Solidària T.V, Fórum FNAC Barcelona y en Radio, T.V y Diari de Terrassa.”

40 milia nace para satisfacer esa necesidad de mostrar nuestra propia identidad y para ello crean pequeños objetos de manera artesanal con la intención de que transmitan sensaciones al que los observa, dotándolos de mensajes implícitos con los que su portador puede expresar su identidad.  Crean joyas que traspasen la barrera del objeto inanimado y emitan vida a través de su lenguaje universal.

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Gemma tiene 21 años y es de La Laguna, Tenerife. Está estudiando la Diplomatura de Relaciones Laborales y además tiene un Ciclo Superior de Administración y Finanzas.

“La Coquetería surgió cuando empecé a descubrir el mundo de los blogs en Internet, como hace año y medio. Quería crear mi pequeña tiendecita a modo de blog para mostrar al mundo mi artesanía, no me venía ningún nombre a la cabeza que me gustara y transmitiera lo que eran mis productos, hasta que mi novio me dijo “La Coquetería” y fue escucharlo y decir: ¡sí! quiero que se me conozca por La Coquetería.”

Realmente lleva en este mundo alrededor de 3 años, pero ahora es cuando más boom han tenido sus artículos gracias, entre otras cosas, a Internet.

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Marta Sánchez es joyera y gemóloga, nacida en Vic, Barcelona. Recuerda que de pequeña dedicaba horas al dibujo y a hacer figuritas con barro, su padre era carpintero y le dibujaba muñecas para que ella las coloreara.

Cuando hacía bachillerato, uno de sus profesores de escultura era joyero y a partir de ahí empezó a descubrir que el mundo de la joyería es increíble. A los 18 años supo que quería hacer joyería y se matriculó en la Escola Massana de Barcelona, donde aprendió sobre los metales, forja, microfusión, piedras…

“Cuando acabé joyería me especialicé en esmaltes, gemología, diseño de joyas por ordenador y además he hecho cursos de pasadora de collares y escaparatismo. Compaginé mi trabajo de taller de joyería durante unos cuantos años con el de dependienta en relojerías y joyerías, esto también me ha dado mucha experiencia. Actualmente vivo exclusivamente de mis joyas, las diseño, las fabrico y las vendo en joyerías de Barcelona, San Sebastián, Valencia, Madrid y París.”

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La Muka nace de la mano de Gemma Grau, diseñadora gráfica de profesión y diseñadora de complementos por vocación, a partir de las ganas de experimentar con materias primas como la tela para crear complementos de moda actuales.

“Empecé hará cosa de dos años muy modestamente, y actualmente se pueden encontrar mis piezas en varias tiendas del territorio nacional como Pilar Abella complements, Ión y Merengue de Barcelona, Itta Boutique, Le Mux, Espai en Blanc y Sònia Pigrau de Mataró, El tocador de Canet, Les punts suspensius de Torelló, Mary Poppins Bag Boutique en Sabadell, Macca en Calella, Moments en Vilafranca del Penedès, Espacio Nualan en Guipuzcoa, La casita de Kelly en Alcázar de San Juan, Tener por tener en Oviedo, Quèvols en Manacor, La Oveja Negra en Pontevedra y Lola Boutique en Gijón.”

Detrás de La Muka está el desconcierto y el caos provocado por las texturas y los colores que se utilizan para tejer y dar forma a tantas piezas, que casi siempre son únicas. Cosidas a mano y elaboradas mediante un proceso totalmente artesanal, La Muka quiere acercarse a todas aquellas personas que desean sentirse bellas a través de los complementos.

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María (tienda) vive en Madrid, es madre de dos niños y tiene un estudio de arquitectura junto a dos amigos suyos.

“Siempre me ha gustado hacer cosas manuales. Supongo que me viene de familia, y además he estudiado una carrera muy orientada a tener una visión artística de la vida. Así que desde los 15 años me hago pulseras, collares y cosas de esas.”

Le encanta buscar materiales, cintas, cuentas, cadenas y luego poner toooodo encima de su mesa y combinarlo. A veces sólo es eso, no tiene nada especial en la cabeza pero se sienta delante de todos los abalorios y empieza a mezclar. Otras veces, andando por la calle, se le viene algo a la mente y corre a buscar todo lo necesario para hacerlo.

“Lo tenía un poco abandonado, pero hará unos 5 años empecé a retomar la afición. Llegó un momento en que me di cuenta de que no podía seguirme haciendo cosas para mi misma, mi familia y mis amigos, porque era una ruina. Un día navegando por Etsy para comprar materiales pensé que podía intentar vender mis cosas allí. Al principio fue despacito, pero ahora va mucho mejor. No vendo mal en Etsy, pero además gracias a Internet me ha conocido gente de tiendas como Ada en Barcelona y Nest en Madrid, que ahora también venden mi bisutería.”

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Sarah Robin (tienda) vive actualmente en Valencia y está realizando el proyecto final de sus estudios de joyería artística.

“Llevo tres años con la joyería como tal, con el uso de los metales preciosos entre otras cosas, aunque lo que más me gusta es la experimentación con las técnicas, la investigación de otros materiales y otras formas de expresarse. Opino que una joya es algo que nos ayuda a expresarnos y a mostrar nuestra propia identidad.”

“Lo cierto es que siempre me ha atraído el tema de las joyas y los complementos, y ya desde niña le cogía los botones del costurero a mi abuela para hacerle collares a mi madre (todavía conserva alguno de ellos que le hice con unos cinco añitos). Hace unos ocho años, gracias a Internet, hice muy buenas amistades y me sumergí en las técnicas propias de la bisutería con cristal, y sigo aprendiendo cosas nuevas cada día. Así que divido mi tiempo entre la plata y el cristal, son dos mundos que me encantan, pero que me gustan de manera independiente. Aunque mucha gente me sugiere que debería cruzarlos, hoy por hoy eso no está entre mis proyectos.”

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Cynthia es de Sevilla, tiene 31 años y lleva ya casi 7 años trabajando las arcillas poliméricas. Las descubrió por casualidad, buscando información por internet sobre otras manualidades, cuando trabajaba como monitora de campamentos, y le picó la curiosidad.

“Empecé a participar en foros, como el de Fimoland, en el que todos empezamos desde cero y que fue “la primera piedra” a partir de la cual se creó la asociación Arcilla Polimérica de España, a la que pertenezco, y que me ha permitido asistir a cursos de maestros internacionales como Donna Kato, Dan Cormier, Bettina Welker, Carol Blackburn, Kim Kavender, Julie Picarello o nuestra querida presidenta Natalia García de Leániz. Gracias a ellos he conocido técnicas muy variadas e interesantes, y he conocido a gente que me ha aportado mucho.”

Lo que más le gusta hacer, con diferencia, son collares, aunque también suele hacer pendientes, broches o anillos. Ahora también está trabajando en una linea de botones.

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Isabel empezó a diseñar modelos únicos de gafas para su entorno inmediato, una vez que concluía su jornada laboral en la óptica donde también trabajaba su padre, José. Del pequeño taller familiar empezaron a salir más y más modelos que rápidamente se incorporaron a los escaparates de las tiendas de moda. Sus modelos, de alguna forma, añadían notas de color a las melodías de moda. La moda y los diseños de gafas de Grao-Gayoso han ido a la par desde entonces.

“José era tornero ajustador, él mismo hizo todas las máquinas y artefactos auxiliares que tenemos en el taller. Conseguía optimizar como nadie un pequeño trozo de acetato: dilatándolo, estirándolo, maleándolo, cortándolo… Sin él no existiría el taller: somos sus herederos. No era buena estudiante, así que decidí empezar a trabajar como aprendiza en la óptica. Me picó la curiosidad por el oficio, ¿por qué no hacer gafas como le apetece a la gente? me pregunté; es decir, gafas de murciélago… Mi padre no las tenía consigo. Hicimos cuatro o cinco modelos y les incorporamos brillantes y otros ornamentos. ¡Las mostré y tuvieron una aceptación enorme! Entonces empezó a tomarme en serio. Al salir de la óptica, trabajábamos hasta las tantas. Empecé a recorrer España y a ofrecerlas en tiendas de Madrid, Barcelona… El hecho es que se vendían sin dificultad.

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Entran tanto por los ojos que dan ganas de comérselos. Si ves una buena fotografía macro cuesta diferenciar si se trata de pasteles salidos de una pastelería o de los que realiza Eva en pasta bajo la marca Pendientes Dulces.

“Soy de Barcelona y me encantan las manualidades. Me decidí un día a hacer moldeados con pastas poliméricas (fimo, premo, scumpley…) aunque me atrevo con todo. Soy una aficionada, no tengo ningún estudio relacionado con las artes pero siempre me han gustado.”

Ya quisieran muchos aficionados obtener estos resultados. Eva ha sabido combinar la cocina con las manualidades de una forma muy original, a sus trabajos no les falta detalle y es lógico que gusten tanto.

“Me decidí a hacer comidas dulces cuando estuve en Tokio, me maravillé con los escaparates de los restaurantes donde se exponen todos los platos en cera con una calidad real impresionante.”

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