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Ángela (tienda), de formación publicista y de vocación ilustradora, es de Barcelona pero vive en Córdoba, dos ciudades igualmente bellas pero diferentes entre sí.

“Petra Panfilova nació hace un año con el objetivo de dar a conocer mi faceta creativa. He participado en Nómada Market, las ferias son interesantes porque conoces a otros diseñadores y ves cómo reacciona el público ante tus productos. En general, cualquier medio es bueno para darse a conocer. El diario “El País” me seleccionó como talento joven, esto me permitió tener algo más de proyección y nuevas colaboraciones.

Aunque sus clientes son principalmente americanos, con artesanio quiere llegar más al público español. Para ella, los americanos tienen una educación diferente respecto al arte e invierten más en piezas únicas.
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Leslie Veliz tiene 26 años, es chilena y vive en Viña del Mar junto a su esposo y su querida perra Olivia. Estudió teatro durante 3 años y luego empezó a gastronomía. Tejer y cocinar son los dos oficios que más disfruta.

“Cuando comencé con Alita realmente no sabía que existian estas figuras de origen japones, ni tampoco la técnica de tejido en espiral. Empecé primero desde muy pequeña a tejer a crochet gracias a mi abuela, que tejía cositas para la cocina. Luego, cuando quise volver a tejer más grande, me imaginé la forma de hacer pequeños monitos tejidos y mi intención fue hacer una especie de peluche. Entonces descubrí que era una técnica japonesa. Mis primeros amigurumis fueron tejidos sólo a partir de mi imaginación. Al principio como terapia o hobby, pero poco a poco se fue transformando en mi trabajo. Hoy, mis amigurumis están en Chile y en el extranjero.”

Le gusta tejer amigurumis porque son peluches sostenibles, no se realizan en grandes cantidades, y que puedes transmitir de generación en generación. Eso tiene más valor espiritual que comprar algo hecho en grandes cantidades. Hacer amigurumis no es nada nuevo, pero le gusta tener un estilo propio para tejer y que la gente pueda reconocerlo. En estos 4 años ha podido perfeccionar su forma de tejer y crear nuevos diseños.

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Andrea (tienda) nació en Argentina pero desde hace 5 años vive junto a su marido, sus hijos y sus 2 perros en un pueblo de la sierra de Madrid. Su formación profesional poco tiene que ver con el craft, ya que es técnica nutricionista.

“Siempre fui muy habilidosa para las cosas manuales. Comencé a tejer amigurumis en el año 2009 porque necesitaba hacer algo creativo con mis manos, así que me puse a buscar en la web. Yo sabía que no quería caer en lo tradicional, pero no sabía muy bien lo que buscaba, y encontré el blog Cosas de Chu, que para mi fue mágico. Así que investigué, me compré un par de agujas y unos hilos y a tejer.”

Le gusta trabajar con materiales nobles como por ejemplo el hijo de algodón. En una época utilizaba el acrílico pero después de un tiempo se hacían bolitas y además no es tan suave como el algodón.

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es licenciada en bellas artes y tiene un máster en diseño y producción y otro en diseño y programación web. Ha pasado por diferentes agencias de publicidad y desde hace menos de un año trabaja para Carrefour internacional como ilustradora textil para bebé.

“Me considero una persona con iniciativa, autodidacta, y tengo la suerte de poder decir que me encanta mi trabajo. Pero llegó la crisis y me fui a casa. De lo que en un principio parece una desgracia me salieron muchas oportunidades. Me tomé muy en serio mi marca, missami, y empecé a ir a ferias y a vender mis productos.”

Missami en realidad nació mucho antes como un pasatiempo, es totalmente autobiográfica. La ilustración es su verdadera pasión y considera que es un valor añadido a la hora de realizar su trabajo como diseñadora. De hecho, siempre la acompaña un cuaderno para pasarse el día dibujando.

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Cecilia Contreras tiene 30 años y vive en Getxo (Vizcaya) y lleva dándole forma a migamiga desde principios de 2009.

“Siempre tuve claro que mientras trabajaba en un ‘trabajo de verdad’ tenía que hacer algo con mis manos. Empecé a mostrar por Internet las cosas que iba haciendo, como alfombrillas de baño en patchwork o transformación de muebles, hasta que comencé con las camisetas, bolsos y luego peluches de telas heredadas de mi madre y mis tías, que han sido todas costureras. Después vino el comprar prendas en tiendas de ropa de segunda mano exclusivamente para transformarlas.”

Mientras cursaba la carrera, ya se interesó mucho por la confección de piezas tanto de escultura como de pintura, cortando, tiñendo y cosiendo telas. Paralelamente trabajaba (y aún lo hace) en numerosos cortometrajes y obras de teatro buscando y adaptando vestuario para los personajes (“Cuchillo, Mc Gregor y el vasco” y “Ohe azpiko zera”, entre otros).

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Leire Villar nació y creció en Vitoria, pero hace ya más de seis años que vive en Barcelona. Es técnico de sonido porque hace años que está ligada a la música.

De hecho, canta en un grupo llamado Bianca Castafiore. Componen sus propios temas y dan algún concierto de vez en cuando. Les sirve para pasar el rato muy a gusto sin demasiadas pretensiones. Ameskeria es su proyecto personal, es una palabra tomada del euskera que significa quimera, imaginación.

“Desde bien pequeña me ha gustado hacer cosas con las manos y disfruto mucho creando pequeñas piezas de artesanía. Aprendí a tejer en Duduá hará unos cuatro o cinco años y desde entonces no he parado. Me he especializado en ganchillo y después de mucho hacer y deshacer me siento muy cómoda con la técnica.”

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Elsa Espinós es de un pueblo cerca de Barcelona. Trabaja como diseñadora web, trabajo que le encanta, pero debido a la cantidad de horas que se pasa enfrente del ordenador, necesitaba encontrar algo para desconectar, algo que se pudiera crear con las manos y le permitiera dejar volar la imaginación.

“Empecé a mirar cursos y, por suerte, en Barcelona hay una gran oferta. Comencé con un cursillo de amigurumi, me gustó y ya me enganché a probar más cosas, descubriendo el bordado o el ganchillo. Luego me inicié en la costura y casi sin darme cuenta tenía una máquina de coser en medio del comedor y la casa llena de telas y lanas!”

Todo esto lo va contando en su blog, dónde también muestra cosas curiosas o que la inspiran. Desde ilustración, fotografía o objetos vintage hasta selecciones o tutoriales de ganchillo o bordado. También comparte un poco de su vida personal, pero la gran estrella y protagonista es Titu, su gato, al cual siempre está haciendo fotos y publicando sus historias.
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Paula es argentina, mamá de tres francesitos nacidos uno en Paris y dos en Quito, Ecuador. Hace algo más de dos años que están viviendo en el sur de India, y pronto cambiarán de nido hacia algún lugar que aún desconocen.

“Empecé a fabricar muñecos a pedido de Emile, mi hijo mayor que a veces necesitaba una amiga para su osito o una serpiente para jugar a la selva. Luego siguieron tantos otros más que ya no fueron sólo para él sino para los amiguitos también. Cuando llegamos a India, en 2009, ya con tres niños decidí que además de hacer cositas para jugar con ellos quería proponerlas a otros niños o no tan niños. Elegí el algodón como único material y adopté los colores vivos y luminosos del lugar.”

De formación es psicopedagoga y profe de francés, pero ya le parece que eso fue en otra vida anterior. Para hacer lo que propone en dents de loup aprendió a tejer de pequeñita, con su abuela y su mamá.

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Tamar (tienda) es de Barcelona, estudia Bellas Artes en la facultad de BCN y le encanta cualquier manera de expresión artística. Su proyecto se llama TAMAR plushies.

“Desde que tengo uso de razón me ha encantado y he vivido en el mundo del arte y con ello ha venido la artesanía. Creo que tener la capacidad de crear algo puramente artístico por su contenido conceptual como su belleza y estética te convierte en una persona mucho más sensible de lo natural. Me considero una persona creativa y trabajadora, creo que cualquier momento es perfecto para poder crear algo nuevo, así que casi siempre estoy trabajando en proyectos artísticos o en mis productos artesanales.”

También le encanta la escultura, y de ahí viene esta afición y oficio por crear peluches. Todo su trabajo está lleno de emoción, entusiasmo y esfuerzo. Siempre está haciendo bocetos de cosas nuevas y mejorando las que hace.

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Núria Aparicio tiene 29 años y es de Barcelona. Profesionalmente se dedica a la animación y a la ilustración y actualmente está trabajando en Pistacchio, estudio que comparte con su colega Joan Guardiet.

“Desde que tengo uso de razón he dibujado así que después de flirtear con estudios que poco tenían que ver con el tema decidí estudiar animación e ilustración en la Escuela EA Serra i Abella y poco después de acabar el módulo empecé a trabajar en el sector.”

Siempre le han interesado las nuevas formas de plasmar su creatividad, así que fue pasando los límites del papel y el lápiz. Primero, a un nivel muy amateur empezó a coser pequeños muñecos de trapo que poco a poco fueron evolucionando y que le motivaron para aprender otras técnicas como el ganchillo, punto de cruz y bordado, este último gracias a la ayuda de Duduá, donde realizó un curso que recomienda al que quiera empezar en esta mundo.

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