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Ana Elbakidze vive en Madrid aunque es de Georgia, un pequeño y precioso país con mucho carácter y donde el arte es muy apreciado. Su pasión por la joyería y el esmalte empezó allí, pero no estuvo segura de su futuro hasta que se fue a vivir a Londres en 2002.

“El ambiente y estilo de vida londinense te da libertad de pensamiento para ver y hacer las cosas de manera diferente. Una de las cosas más importantes que aprendí allí es que debes hacer las cosas que realmente disfrutas y amas, y entonces mi futuro quedó claro. Así, en 2006 volví a Georgia para aprender orfebrería y a trabajar con esmaltes.”

Casi todas sus piezas están hechas de plata pura y esmalte fundido. La técnica que utiliza es esmalte tabicado (cloisonne enamel), que te permite crear cualquier tipo de ornamento, dibujo o forma con hilo de plata y rellenar con esmaltes de colores. Es una combinación entre al arte y la joyería.

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Motse Bolo nació en Plasencia (Cáceres) pero es hija adoptiva de Barcelona desde la infancia. Siempre se le dio mejor expresarse con sus manos y ha trabajado en diferentes disciplinas pero siempre como hobby.

“Una de ellas ha sido la pintura, con la que disfruto especialmente, pero fue en la joyería donde encontré la que quería fuera mi vida profesional para el futuro. Así que después de 21 años en el mundo del sonido profesional, hace cinco decidí cambiar de rumbo y empecé a formarme en joyería en la escuela El Taller de Barcelona.”

Hace dos años que empezó con El trébol de 4. Además de diseñar y realizar sus propias colecciones da clases en Horta (Barcelona).

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Dulce Abad entró en el mundo de la joyería-bisutería tras visitar por primera vez Iberjoya en el 2006.

“Vine entusiasmada y con ganas de ponerme a trabajar con las piedras y los materiales que allí encontré y crear mi propia marca. Estuve un tiempo formándome, asistiendo a cursos, elaborando mis diseños y vendiéndolos. Como nos pasa a muchos, primero a las amistades y familiares, luego a los amigos y conocidos de los amigos.”

Es casi autodidacta, aunque asistió a cursos de Diseño y creación de Joyas con Piedras en el Centro Europeo de Joyería Integral, curso de Joyería impartido por la Asociación de Joyeros de Gijón y otro curso de Gemología comercial en la Escuela de Joyería del Atlántico en Vigo. Suele asistir siempre a las ediciones de la feria de Bisutex e Iberjoya, en Madrid, así como a Eclat de Mode en París.

“Es imprescindible tocar y elegir los materiales con los que voy a trabajar y elaborar mis diseños. Ver a mis proveedores, conocer otros nuevos y ver las tendencias. Así vuelvo para Asturias cargada de energía y de ganas de ponerme a trabajar con los materiales de la nueva temporada.”

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Sònia Martí es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona, especializada en diseño gráfico.

“Me fui introduciendo poco a poco en el mundo de la bisutería y joyería artesanal. Las ganas de experimentar me han llevado a estudiar cursos de joyería para perfeccionar la técnica. Para mí una joya es una pequeña obra de arte que transmite personalidad y que crea un estrecho vínculo entre el diseñador y quien la lleva. Ver mis piezas en otras personas, me produce una gran satisfacción, ya que esa persona se ha sentido atraída por un pequeño objecto que le transmite algo especial.”

Le encanta combinar materiales, buscar nuevas formas y crear contraste de colores para hacer los complementos más llamativos y creativos.

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Mora Efron nace en la ciudad de Buenos Aires en 1980 y vive en Madrid. Desde temprana edad comienza sus estudios de arte y escultura en diversos talleres de artistas plásticos.

“A los 18 años me gradué como Técnica Artesana en la escuela de Bellas Artes Fernando Fader, lugar que me aportó el conocimiento de diversas disciplinas artísticas, como encuandernado, metales, grabado, escultura, dibujo y pintura. En los metales encontré mi potencial expresivo y decidí profundizar en el campo de la joyería.”

Mientras realizaba la carrera de Joyería y Engaste en su ciudad natal, empezó a trabajar para distintos talleres y a diseñar sus primeros trabajos. De esta época surge Explorando las formas en el espacio, colección que se ha vendido en lugares referentes de la moda en la ciudad bonaerense y que ha estado expuesta en la galería Laura Márquez de Madrid.

“He trabajado y coordinado diversos talleres de diseñadores contemporáneos, entre ellos Helena Rohner o Anton Huenis. Imparto también clases en mi taller y en centros educativos gubernamentales y privados (IED).”

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Nuria Fernández es técnica superior en Arte Textil y vive en Coca, un pueblo de Segovia. Tiene el carné de artesana en el gremio de Alto y Bajo Lizo (tapíz, alfombra y tejidos) y de bisutería.

“Mi trabajo como artesana comenzó como una afición. Como amante de los pendientes tenía cientos de pares, empecé a comprar abalorios y con alambre iba haciendo mis modelos. Por aquellos entonces aún faltaban unos añitos para que el boom de los abalorios saltara, así que sólo había un par de tiendas donde encontrar material.”

De pendientes pasó a hacer todo tipo de productos de bisutería para venderlos a conocidos. Su primera feria fue en su pueblo natal, le fue muy bien y la llamaron para ir a otra en un pueblo cercano. Le gustó tanto la experiencia que en un par de años empezó a comprar hilo de plata y así dar cierta calidad a sus diseños.

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Nuria Velázquez nació en Santander. Veinte años después comenzó estudios de joyería durante 4 años en la escuela Stylo2 de Santander (ya no existe). Paralelamente estuvo 3 años con clases de dibujo y pintura en la escuela de Elio Gogar.

“Mi profesor Jose Luis Alonso me ayudó mucho con el dibujo a lápiz, le daba mucha importancia a la base de la pintura.”

En el año 2002 empezó con los mercados artesanos y expuso sus primeros cuadros a pastel. Hasta el 2006 estuvo exponiendo cuadros en pastel en cafés, centros sociales, en una pizzería en Londres, en un cibercafé en Fuerteventura, en muchos pueblos de Cantabria y muchos lugares de Santander.

“Estoy orgullosa del éxito que han tenido y de mi evolución, mis pinturas han evolucionado del pastel al acrílico. Además vendí todos, mis precios eran muy asequibles. Pero tengo que confesar que era más por inseguridad que por ser altruista. Llevo unos años trabajando este aspecto y valoro mucho más mi trabajo y lo que me costó llegar hasta aquí: dinero, esfuerzo y decisión.”

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Vania Ruiz (tienda) es de Chile y arquitecta de profesión. De forma paralela estudió orfebrería en Viña porque siempre ha tenido la necesidad de diseñar y fabricar cosas.

Sus joyas están elaboradas con plata, resina y cochayuyo seco. El cochayuyo fue un gran descubrimiento, dado que guarda aire en su interior que queda atrapado como burbujas de brillos en la resina, permitiendo crear una gran variedad de composiciones.

“Todo empezó cuando hallé en la despensa una bolsa de cochayuyo cumplido. Estaba por tirarlo a la basura cuando se me ocurrió que tal vez podría usarlo para algo. Rápidamente preparé unos moldes, vacié la resina e hice una prueba. Quedé maravillada con el resultado y así nació la serie de “sabores chilenos” y mi intento por rescatar materias primas nacionales para ponerlas en valor en nuevos contextos. De esta manera, materiales como el cochayuyo, ají cacho de cabra, merkén y lana de alpaca, pasaron a formar parte de mi paleta de colores.”

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Para Rosa Méndez el trabajo con el vidrio es una forma de autoafirmación a través de la belleza. Más allá del juego estético y de la búsqueda de las posibilidades, de los límites, de la respuesta de un material, sus joyas son la manifestación de ese universo emocional.

Su trabajo es una abstracción cromática y formal del paisaje que la rodea. Un paisaje real o imaginario que traduce el paisaje íntimo de sus emociones, a través de puntos, ondas y burbujas de color y transparencia.

“Desde el principio el vidrio me cautivó llevándome a plasmar en mi taller un mundo paralelo donde desplegar todas mis inquietudes. En ese espacio todas las posibilidades, todas las pruebas están siempre expuestas y abiertas. Las distintas cualidades del vidrio le permiten soplando, derretirse con el fuego, fundirse y  templarse en el horno, enfriarse al aire. Mientras mis manos juegan, en una mesa repleta, a combinar las piezas con todo tipo de materiales, en un puzzle infinito que empieza y termina en el mismo sitio: mi mundo interior.”

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Rocío Villarrome nació en Madrid hace casi 39 años y actualmente vive en San Sebastián de los Reyes, Madrid.

“Siempre he sido la artesana de la casa, realizando todo tipo de manualidades. Y como toda mujer coqueta que se precie (al igual que mi madre), no salía de casa sin llenarme de complementos. Empecé a lucir los míos, porque nunca encontraba en el mercado este estilo mío tan peculiar; y hace unos 9 años, viendo que no sólo me gustaban a mí sino también a todo mi entorno y gracias a su empuje y apoyo incondicional, me lancé a vender algunas cosillas. Primero como hobby, porque trabajaba y al tener una peque de 6 años, el tiempo no me estiraba para más.”

Sin embargo, en 2008, debido a esta dichosa crisis, decidió dedicarse por completo a realizar su sueño, hacer de su hobby su gran pasión, una profesión, y crear Villarrome como marca.

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