Paula Glück
tiene 31 años y es de Zaragoza. Es Licenciada en Historia, nada que ver con el mundo del diseño ni la costura.
“La verdad es que nunca se me dieron demasiado bien las manualidades. Hace un par de años, y en un intento por dejar de fumar y tener las manos entretenidas, descubrí el fieltro sintético y empecé a coser mis primeros broches. Me resultaba muy relajante coser a mano.”
Aunque lo dejó durante un tiempo, cuando lo retomó se le ocurrió introducir el punto de cruz en los diseños. Era una técnica que ya conocía porque la aprendió siendo una cría y le encontró muchas posibilidades.
“Los broches están totalmente realizados a mano y combinan pequeños motivos como corazones o calaveras bordados en punto de cruz y enmarcados en fieltro sintético de colores. Otros incluyen frases cortitas, también bordadas en punto de cruz, y totalmente personalizables, de manera que la gente pueda pueda elegir el texto, el color y la forma y tener así un regalo único y personalizado.”
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