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Arnald Climent (tienda) nació en Osor, un tranquilo pueblo cerca de Girona, en 1975. Pero vive en Barcelona desde pequeño.

“Empecé en el mundo de la joyería en el negocio familiar, junto con mi padre, hace algo más de 15 años. Así aprendí las primeras cosas del oficio. Desde 2002 tengo mi taller donde hago mis joyas, encargos personales y trabajos para otras empresas del sector. También asisto a ferias de artesanía y medievales, realizando talleres participativos para niños (y no tan niños…), con el fin de mostrar al público general las herramientas y técnicas propias de un taller de joyería. Usando algunas de estas herramientas y siguiendo los pasos que les voy indicando, se hacen una pieza en metal que se llevan a casa. Yo me acostumbro a quedar afónico, ¡pero los niños se lo pasan bien!”

Estudió en la Escuela de diseño y arte Llotja de Barcelona, hizo un stage en la Escuela de joyería contemporanea Alchimia, de Florencia; y se graduó como gemólogo en la Escuela de gemología de la Universidad de Barcelona. También ha hecho algunos cursos de técnicas concretas como cincelado o mokume gane (sandwitch de metales).

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Elisabet Moreno (tienda) nació en Huelva en el 79. Estudió Publicidad y Relaciones Públicas, que luego complementó con una especialidad en Internacionalización.

“He tenido muchos años de experiencia en diferentes países, trabajando en el sector de la comunicación y el márketing. En el año 2006 mi trabajo me llevó a Ecuador y allí fue donde descubrí casi por casualidad el mundo de la joyería. Siempre me habían fascinado las joyas, los complementos y los minerales, así que cuando me hablaron de la posibilidad de hacer un curso de taller de joyería, no me lo pensé. Enseguida quedé enganchada. Todo mi afán era aprender lo máximo posible en los meses que iba a estar allí y ver cómo poder continuarlo a la vuelta.”

Desde entonces no ha parado de ir a clases y de investigar sobre el sector en todo el mundo, sobre nuevas técnicas y tendencias. Ahora vive en Barcelona y lleva unos meses dedicada en exclusiva a lo que hasta ahora era simplemente un hobby. Su objetivo es crear una empresa de diseño de joyería contemporánea, bajo la marca Emore.

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Fernanda Ibarrola (tienda) es mexicana y ha vivido siempre en la Ciudad de México y como tal no puede imaginarse fuera de una urbe, ama ese caos.

“Me formé como arquitecta, profesión en la que trabajé tiempo completo hasta que nació mi hijo Iago, después intenté seguir en tiempo parcial pero la arquitectura demanda mucho más, paralelamente había comenzado ya a estudiar joyería, así que un buen día decidí hacer una pausa en la arquitectura y dedicarme de lleno a la joyería. Han pasado ya casi cinco años desde entonces y mi trabajo como joyera me llena de satisfacción.”

Dikua, su marca, es un diminutivo de Tinhindikua, palabra purépecha que significa arete, pendiente. Su padre procede de Michoacán, territorio originario de la cultura purépecha, sitio al que le une un cariño particular.

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tiene 23 años y es de Costa Rica.

“Llegué al mundo de la joyería cuando, cansada de trabajos de oficina, uno tras otro, terminé en clases de joyería. Realmente fue por recomendación de el doctor porque el estrés me iba a matar.”

Desde entonces, le cambió la vida totalmente. Con la joyería puede expresar lo que lleva dentro, es algo muy personal. Hay piezas que tienen su historia, piezas a las que les tiene un cariño especial, piezas que son de producción que le permiten vivir de esto y piezas que se hacen compartiendo ideas, que son especialmente para alguien, y que cuando la ven terminada sonríen. Para Natalia eso es la esencia de una joya, no es el objeto, ni el precio es el valor que nosotros mismos les damos.

“Al principio, pensar en un negocio propio no estaba entre mis ideas, más cuando una está acostumbrada a trabajar para alguien, a la estabilidad de una empresa… Pero poco a poco se comenzaron a vender mis piezas hasta que un día mi profesor (que por cierto es de España), me dijo: “ Y porque no?” y me explicó cómo funcionan las cosas y cómo muchísimas personas se ganan la vida de esto.”

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nació en Nantes, Francia, se crió en el campo hasta los 18 años, cuando decidió viajar un poco por Europa y el mundo.

“Poco a poco fui descubriendo países y culturas que despertaron en mí una profunda pasión por la joyería.Decidí entonces, a los 24 años, volver a Francia y estudiar durante 2 años joyería y artes de los metales en la Escuela Tane de Ploërmel. Luego, para perfeccionar mi conocimiento y técnica, realicé unas practicas en Brusellas en el Taller de Eric Bellmans, bien reconocido en el mundo de la alta-joyería y otras en París, en el taller de Claire Wolfstirn, nombre de la joyería contemporánea francesa.”

Después de ello, decidió probar suerte y encontrar inspiración en Barcelona. Ahora tiene 32 años, y se encuentra creando y realizando sus diseños en un bonito taller del barrio Gótico.

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Nuria (tienda) tiene 33 años y vive en Valencia. Estudió Nutrición aunque no se dedica a ello actualmente.

“En 2005 comencé en este mundo junto a mi pareja, vendiendo en ferias nacionales nuestros objetos de mosaico artesanal. A finales de 2009 decidí abrir mi propia tienda online de joyería, Lunahoo, la que hasta ahora está siendo para mí un proyecto muy gratificante que me llena de satisfacción cada día.”

No tiene formación académica, ha aprendido viendo y preguntando, por lo que es autodidacta, aunque le encantaría disponer de tiempo para estudiar joyería en una escuela de diseño y tomar cursos.

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[singlepic id=3759 w=380 h=380 float=left]Natalia Ospina es nacida en Guatavita, Cundinamarca, un pueblo a hora y media de Bogotá, Colombia. Aunque lleva viviendo en Bogotá desde muy pequeña.

“Comencé a trabajar bisutería cuando estaba en el colegio, a la edad de 15 años. Una revista de mi país hizo un artículo de una diseñadora de joyas, mostraba su taller y la forma en que elaboraba las joyas. Me llamó tanto la atención, que decidí posponer la Universidad y entrar a estudiar joyería a los 17 años.”

Estudió en el SENA, trabajó un tiempo con un joyero chileno y estudió platería en la Escuela de Artes y Oficios Santo Domingo, donde tomó cursos de punto peruano y filigrana.

“En 2009 abro mi taller y lanzo mi primera colección, que se llamó Naipes. Actualmente soy estudiante de Administracion de Empresas en la Universidad de la Salle de Colombia, lo cual es muy buen complemento para mi principal y más querida pasión: la joyería.”

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Juanra estudió en la Escuela de joyería y gemología de Oviedo, y vive cerca de Oles, en Boquerizo, Ribadedeva, donde tiene su taller y desarrolla toda su creatividad.

“Tengo especial interés por mezclar el azabache con otras piedras del resto del mundo. Además de funcionar siempre, ya que el azabache resalta el color de cualquier otra piedra, no es más que el mejor de los pretextos para poder seguir viajando, ahora ya como una obligación propia de mi trabajo.”

Ha comprado piedras en muchos lugares del mundo, que ahora vende o cambia por otras. Como podéis observar, sus piezas tienen un estilo un tanto naïf, que las hace originales y divertidas.

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es de Buenos Aires, Argentina, tiene 32 años y es Diseñadora Industrial. Actualmente se dedica al diseño y producción de joyería contemporánea.

“Desde mis 4 años asistí a clases de artes plásticas, estudié Diseño de Indumentraria e Industrial, realicé cursos de fotografía, de alfarería, restauración, pintura, etc… Es algo que llevo en el alma y en la piel, no podría vivir sin hacer algo manual o creativo. Es por ello que elegí a la joyería contemporánea como forma de expresión. Para mí es un arte en el que puedo aplicar todos mis conocimientos en diseño y las técnicas de diversos oficios que he aprendido, sean clásicos o contemporáneos.”

Tiene taller propio, que comparte con otros artistas. Ahí realiza sus colecciones y piezas por encargo y da clases con un sistema casi personalizado. Sigue en constante formación en joyería y proyectos de arte.

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Enara V. Oar y Maialen Olabarrieta son de Leoia (Vizcaya).

Tras finalizar sus estudios de joyería artesanal en Bilbao y especializarse en modelado de cera y joyería berebere de la kabilia en la Escola Massana de Barcelona, decidieron montar un taller de joyería artesanal contemporánea.

“En el año 2008 fundamos Kul, como marca registrada, filosofía, proyecto y forma de vida. Desde entonces, comercializamos nuestras creaciones divididas en 3 líneas de trabajo: colecciones, piezas únicas y alianzas exclusivas.“

Han participado principalmente en ferias de artesanía del País Vasco, Asturias y Madrid, y fueron 1ª premio Leioa a la creación de empresa innovadora.

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