tiene 31 años y es de Zaragoza. Es Licenciada en Historia, nada que ver con el mundo del diseño ni la costura.

“La verdad es que nunca se me dieron demasiado bien las manualidades. Hace un par de años, y en un intento por dejar de fumar y tener las manos entretenidas, descubrí el fieltro sintético y empecé a coser mis primeros broches. Me resultaba muy relajante coser a mano.”

Aunque lo dejó durante un tiempo, cuando lo retomó se le ocurrió introducir el punto de cruz en los diseños. Era una técnica que ya conocía porque la aprendió siendo una cría y le encontró muchas posibilidades.

“Los broches están totalmente realizados a mano y combinan pequeños motivos como corazones o calaveras bordados en punto de cruz y enmarcados en fieltro sintético de colores. Otros incluyen frases cortitas, también bordadas en punto de cruz, y totalmente personalizables, de manera que la gente pueda pueda elegir el texto, el color y la forma y tener así un regalo único y personalizado.”

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Almudena Checa (tienda) es profesora de Yoga desde hace 17 años y vive en Zarzalejo, Madrid. Es madre de dos niñas de 6 y 2 años, y ellas son la razón por la que empezó a hacer complementos infantiles. Ellas son su inspiración y las primeras en probar sus diseños y opinar sobre ellos.

“Lunetas&Floretas surge de mi pasión por la artesanía y de la visión general que tengo de la vida. Creo que la elaboración de cualquier cosa, incluidos los productos alimentarios, de forma manual y artesanal conlleva una forma de vivir e interaccionar con nosotros mismos y con nuestro entorno. La artesanía en sí siempre irá acompañada de la esencia de aquel que con sus propias manos, su energía y su cariño plasma en su creación aquello que lleva dentro.”

Siempre le rondó la idea de hacer un trabajo artesano y manual pero tenía ideas difusas que no acababa de afianzar. A raíz de una colaboración que hizo en la inauguración de un mercadillo de artesanía en el pueblo donde reside, despertó de nuevo esa inquietud que tenía hace mucho tiempo.

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Alicia Peral (tienda) tiene 27 años y es de Madrid. Licenciada en Historia del Arte y diplomada en Conservación y Restauración en la especialidad de pintura. Básicamente se considera restauradora de profesión y crafter por afición.

“Empecé con mi blog en el verano de 2008, aunque llevo haciendo manualidades desde que tengo uso de razón. Cuando no eran pulseras de hilo y cuentas, eran flores de papel y así hasta llegar al fieltro, que es mi pasión desde ese momento de iniciar el blog. Desde pequeña he estado rodeada un poco de esa parte artesana ya que mi abuela es una estupenda costurera de las de toda la vida y supongo que con ella empecé a usar la aguja (aunque no recuerdo cuando fue esa primera vez). Siempre me pareció difícil y por eso no me dio por el fieltro y las telas hasta hace no muchos años.”

Le gusta personalizar y alegrar lo que lleva puesto, por eso decidió empezar con broches y otro tipo de complementos. En el fieltro encontró calidez y mucho color, algo que le encanta (por algo es restauradora de pintura). Pero también, con fieltro, se pueden conseguir buenos acabados y muchos detalles como los que a Alicia le gustan, ya que le preocupa que las cosas tengan un buen aspecto.

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Lovely Kikily (tienda) está compuesto por Yara, estudiante de historia del arte, Tania, dedicada al mundo del turismo, y Amelia, madre de ambas y ama de casa con mucho talento. Las tres viven en Barcelona.

“Excluyendo a Yara, ¡nuestros perfiles no suenan muy creativos! Pero la realidad es que en casa, desde que tenemos memoria, siempre ha habido alguien creando algo: la abuela haciendo una muñeca de trapo, papá restaurando un mueble, Yara pintando, Amelia tejiendo una bufanda… Las horas muertas y las tardes perezosas en el sofá nunca han existido en casa.”

Siempre habían hecho cositas para ellas mismas o para regalar pero, finalmente, animadas por la familia y amigos, pusieron en marcha este pequeño proyecto a finales de 2010. Aprendieron gracias a sus abuelas y por ellas existe hoy Lovely Kikily, Handmade Accesories. Incluso el nombre viene de una de ellas.

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Blanca es gallega, nacida en La Coruña, aunque vive en Madrid. Con Raúl, su marido, decidieron crear B de Blanca a raíz de su boda.

“Desde siempre me he dedicado a coser todo tipo de cosas. Empecé haciéndole los vestidos a mis muñecas, y siempre me he hecho broches, capachos, alguna que otra falda, me encanta el punto de cruz, también me gusta tejer con dos agujas y me hago jerseys, bufandas, gorros… en fin, pequeñas cosas. Además, las manualidades no se me dan del todo mal y me gustan mucho.”

Como su boda fue muy sencilla y familiar, le parecía fuera de lugar llevar un gran ramo de novia, pero sí quería llevar algo original. Así que se le ocurrió hacer su propio ramo con fieltro bordado lleno de cosas personales suyas (botones suyos y de su familia, tiras bordadas que tiene guardadas hace años, incluso los lazos de sus primeras zapatillas de ballet). Además le hizo un broche con una flor igual a las que llevaba en su ramo a todas las mujeres que asistieron a la boda. También a las niñas pequeñas en modelo mini.

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Adriana (tienda) nació en Lugo, Galicia, aunque de pequeña se fue a vivir a Madrid. Estudió Arquitectura Técnica y estuvo trabajando como profesional durante 7 años. Vino la crisis que empezó por la construcción y que la dejó sin trabajo, así que cambió su lugar de residencia a un pueblecito de Ávila y tuvo que pensar cómo ganarse la vida casi desde cero.

“Una oposición fue lo mejor que encontré, había que estudiar mucho y para relajarme comencé a hacer pequeños broches de fieltro, recordé que me gustaba hacer cosas con mis propias manos, como de pequeña, y las horas del día las ocupaba cada vez más dibujando y cosiendo. Mis amigos, pareja y mi familia me animaron a abrir un blog, y este febrero hará un año.”

Empezó la búsqueda de pequeñas tiendas, de esas donde tienen un montón de telas y retales, y se hizo con un cargamento de fieltro, botones, lanas, abalorios… Luego vinieron las ideas, que saca de su alrededor, de un escaparate, un niño, o la naturaleza. Se maravilla fácilmente y le gustan miles de cosas que utiliza para inspirarse: la fotografía, hacer nuevas recetas, el interiorismo, leer, el cine, los animales, la luz que entra por la ventana, las hojas escarchadas por la mañana, el olor de la leña, un campo lleno de lavanda…
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Aida es valenciana y psicóloga, pero ha trabajado en muchas cosas, siempre en relación directa con la gente. Casi siempre en contacto con algún colectivo con necesidades especiales, que es lo que más le motiva.

“Me fascina el mundo del diseño en todos sus aspectos y disfruto con el trabajo creativo. möna es el resultado de mis ganas de crear cosas a partir de otras cosas, de aprender técnicas artesanales y experimentar. El gusto por la artesanía ha estado siempre presente en mi vida, de hecho me dediqué un tiempo a ello hace años en mercados artesanales, por entonces trabajando el cuero.”

Hace aproximadamente un año, compró por fin una máquina de coser. Siempre había querido tener una y entonces empezó a aprender sobre hojas de papel la técnica básica, para en seguida empezar a crear apliques de fieltro con figuras sencillas que le llaman especialmente la atención y le parecen estéticamente atractivas. Después las cosía en camisetas para niños y adultos.

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Pilar Fuente (tienda) es madrileña y estudió ingeniería de montes, aunque cuando eligió su carrera dudaba entre ésta o bellas artes. Debido a la ‘crisis’ ha tenido que mudarse a París.

“Durante mis primeros meses allí, y mientras estudiaba francés, saqué del baúl de los recuerdos mi lado artístico, que había estado casi totalmente escondido en mi época universitaria entre números, números y más números. De pequeña me pasaba el día haciendo cosas, dibujando, coloreando, creando pulseras, collares, pendientes, ropitas para mis muñecos… Me acuerdo de aquella vez que gané el premio en el instituto por la mejor marioneta y me regalaron mi primera caja de colores pastel, ¡qué alegría me dio! Aquí en Paris empecé a hacer dibujitos, y algunos detallitos para unas amigas. Éstos gustaron tanto que me dijeron que por qué no montaba una tiendecita, y poco a poco fui dando forma a Dianthusa – Paris.”

El nombre de su tienda combina aspectos muy importantes en su vida. Dianthusa hace referencia a tres puntos: su pasión por la naturaleza y la cultura de su país, ya que Dianthus es el género de plantas tan característico de la cultura española (los claveles y clavelinas), y también a su madre, ya que Dianthus se parece mucho a su nombre (Diana). París significa su futuro, su nueva vida, sus esperanzas…

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Rocío (tienda) tiene 24 años, es de Madrid, bióloga, y se dedica a la investigación del cáncer.

“Debido a las circunstancias de crisis económica, intento desarrollarme también como diseñadora de accesorios. A pesar de tengo formación en ciencias, desde pequeña siempre he mostrado interés hacia el mundo de las artes y el DIY, y he ido fraguando una de mis pasiones, que son las manualidades y el diseño de complementos y accesorios, como parte esencial en mi vida.”

Lleva haciendo este tipo de cosas desde que era pequeña y ha pasado por todo tipo de materiales, como el punto de cruz, bisutería con Swarovsky, fimo, arcilla… pero en los últimos meses se ha empezado a decantar por el fieltro y los accesorios vintage. Intenta crear accesorios sencillos y divertidos, para todos los bolsillos, con todo el cariño y el cuidado que puede.
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Los hilos de riterite (tienda) los mueven y los coses dos hermanas madrileñas, Elena y María. Diplomada en turismo y arquitecta respectivamente.

“Llevamos años haciendo nuestros propios complementos para darle un toque diferente a nuestro día a día, pero no es hasta hace 3 meses que nos animamos a sacarlos a la luz y compartirlos con desconocidos. Nuestros amigos y familiares siempre nos animaron a ello, pero somos muy exigentes y no nos veíamos preparadas para poder ofrecer un producto cuidado y elaborado con detalle, por lo que no nos decidíamos a dar el paso siguiente.”

El cambio llegó este verano, después de un momento delicado y muy importante en sus vidas, imaginar, dibujar y crear se convirtió en algo más que un hobby, una vía de escape, de liberación, de dejar volar sus mentes sin saber a dónde llevaría. Simplemente disfrutar con ello. Es entonces cuando encontraron la energía y la ilusión de compartir su trabajo con el resto, de compartir ideas y que todos puedan disfrutar de ellas.
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